¡Qué jornadas tan inspiradora hemos vivido en nuestras recientes sesiones de formación en técnicas de identificación de activos de salud comunitaria vinculados con las metas de los ODS a través de mapeos! Y es que estos encuentros han sido mucho más que una simple capacitación técnica; han sido una oportunidad para conectar, aprender y, sobre todo, descubrir el increíble potencial de nuestras comunidades.
El poder de la colaboración en el mapeo de activos en salud
Las sesiones comenzaron con una introducción al mapeo de activos en salud, un enfoque que pone en valor lo que ya tenemos: los recursos humanos, los saberes compartidos, los espacios comunitarios y los lazos que nos unen. Desde el primer momento, nos dimos cuenta de que este no era un proceso de identificación de carencias, sino una celebración de nuestras fortalezas. Todas las personas participantes, con su energía y ganas de aportar, se sumergieron en dinámicas participativas que nos permitieron identificar desde asociaciones vecinales hasta los más pequeños pero esenciales servicios locales que, sumados, construyen una red potente de apoyo mutuo y cuidado.

Lo más bonito de estas sesiones ha sido, sin duda, el ambiente de colaboración, la energía que fluía en cada dinámica, las ideas que surgían en cada conversación, y cómo cada quien compartía con entusiasmo su visión de lo que puede lograr nuestra comunidad, han creado un espacio único.
No ha sido solo un espacio de aprendizaje, ha sido un verdadero intercambio de experiencias y perspectivas enriquecedoras.

La Construcción de un Decálogo: Principios que Nos Unen
Pero la magia no se detuvo ahí. Una de las partes más emocionantes de este proceso fue, sin lugar a dudas, la construcción de nuestro decálogo comunitario. A medida que avanzábamos, nos dimos cuenta de que estábamos creando algo más que un conjunto de directrices: estábamos definiendo una forma de actuar basada en el compromiso mutuo, la colaboración y el respeto por lo que cada uno aporta a la comunidad.
A través de un trabajo colectivo, diseñamos principios clave que se convirtieron en una guía práctica para la acción, orientada a fortalecer la salud colectiva desde el corazón de la comunidad. Cada principio, que surgió de las ideas y el consenso de todas las personas participantes, refleja el deseo de seguir construyendo un entorno más saludable y solidario. Y lo más importante, refleja el poder de las relaciones humanas y la colaboración como motores de cambio positivo.
Conclusión: Un Clima de Confianza y Compromiso
Al final de las sesiones, lo que más se destacó fue el maravilloso clima de confianza, apertura y compañerismo que se había generado. Las relaciones forjadas durante estos días son, sin duda, uno de los mayores logros. Nos fuimos con la sensación de que este es solo el comienzo de un largo camino, en el que continuaremos trabajando juntos para potenciar los activos que tenemos y seguir fortaleciendo nuestras comunidades.

Estas sesiones no solo nos han brindado herramientas y conocimientos prácticos, sino también una renovada esperanza en el poder de la colaboración comunitaria. Estamos más que listas para poner en práctica lo aprendido y seguir avanzando hacia un futuro más saludable.
¡Gracias por vuestra dedicación, energía y compromiso! En comunidad, sin duda, podemos hacer grandes cosas.